Los que intentamos movernos en esto de las redes sociales virtuales solemos tener un buen número de contactos en muchas de ellas. Desde los más íntimos en Facebook, hasta aquellos a los que ni siquiera conocemos en persona, pero que seguimos en Twitter porque en algún momento nos pareció interesante hacerlo. Nos encontramos en esta última con todo tipo de actitudes, y es por eso que podemos llegar a catalogar algunas de ellas que nos resultan totalmente desacertadas, incluso molestas en muchos casos. Por supuesto, muchas veces suponen a largo plazo la pérdida de algún que otro seguidor.

Quizá algunas de las que nombro resulten polémicas, o incluso totalmente contraria a los consejos habituales que se extienden casi como norma. Espero no ofender a nadie, y estaré encantado de escuchar todas las posturas. Mientras tanto, aquí van las que yo considero más perjudiciales:
· Uso de robots: los hay que simplemente envían un mensaje prediseñado agradeciendo al nuevo seguidor que lo sea. También que agradecen una mención de la misma manera. Algunos, que se acercan peligrosamente al absurdo, hacen retuits de sus propios contenidos durante la noche, fines de semana o vacaciones. Todos ellos me parecen perjudiciales. Para agradecer una mención o su llegada a un nuevo seguidor, basta con enviarle un mensaje directo. O hacerlo públicamente aportando algo de valor. El «gracias por seguirnos» no aporta nada al resto de nuestros seguidores, que consideran, en el 95% de los casos, superflua dicha información. Otra cosa es que dijéramos, por poner un ejemplo, «gracias @edans por seguirnos, es un honor tener como seguidor un gurú de los sistemas de la información como usted». Personalizamos el mensaje, aportando al resto de seguidores algún contenido: les contamos, por encima, quien es Enrique Dans.
 · Compartir entre Twitter y otras aplicaciones (veáse Facebook, Foursquare o Linkedin) todos tus contenidos. Por supuesto que en ocasiones resulta interesante compartir cierta información en los diferentes medios. Diría que casi siempre. Si tienes algo que decir, dilo de la manera que llegues al mayor número posible de público interesado. Y éste es el concepto clave: interesado. Poco sentido tiene dar a todos el mismo mensaje indiscriminadamente, tanto a mi familia en Facebook como a mis colegas de trabajo en Linkedin. Adaptemos el mensaje a cada red social.
· Constantes conversaciones imposibles de seguir: quizá sea esta la argumentación para la que menos apoyo recabe. Una de las normas no escritas que muchos consideran incuestionable es que siempre debemos contestar a todo lo que nuestros seguidores nos comenten. Sí. Por supuesto. Pero el trasiego constante de frases sin contenido del tipo «totalmente de acuerdo», «te esperamos» o similares no hacen más que aburrir, de nuevo, al resto de nuestros seguidores. Sería más útil decir, por ejemplo, «totalmente de acuerdo, siempre consideré perjudicial la energía nuclear». Debemos tener en cuenta que siempre hablamos para todos nuestros seguidores, no para uno.
· Bombardeo constante de publicidad: esta práctica parece la más evidentemente perjudicial, pero todavía hay quien no lo tiene claro. He visto casos en los que a lo largo de todo un día he contabilizado 15 mensajes sobre el mismo tema: «oferta especial…». Los gestores de este tipo de cuentas creen que las redes sociales son una nueva vía para hacer publicidad, donde más impacto es mayor eficiencia. Se trata de crear imagen de marca, no de contabilizar impactos.


¿Estáis de acuerdo con estas afirmaciones? ¿Hay otras que que se me escapan?