Siguiendo con los protocolos que debemos marcar en Social Media, hablaremos en este caso de los que hacen referencia al contenido propiamente: el estilo. Si en la entrada anterior hablábamos de unas pautas de actuación relativas a la dinámica de publicación, en esta lo haremos en las formas que debemos mantener en el mensaje en sí mismo.
Para empezar, todo el contenido de nuestra marca debe girar en torno a nuestro posicionamiento. Alrededor de nuestra propuesta de valor. Si nuestro posicionamiento de marca es que somos los mejores, o los más baratos, o los que ponemos «la chispa de la vida», en redes sociales debe ser, evidentemente, el mismo. Esto que parece una perogrullada se le olvida a muchas empresas en el momento que abren su perfil de Twitter o Facebook. Internet es sólo un medio más, no lo olvidemos. A raíz de lo comentado anteriormente, un interesante caso de estudio sería el perfil de Twitter de Mediamarkt, del cual hay quien cree que sobrepasa líneas rojas del marketing mientras que otros opinan que lo único que hace es llevar su posicionamiento de marca juvenil e irreverente a los extremos de informalidad que permiten las redes sociales.
Pero volviendo a lo que nos ocupa, debemos fijar muy claramente nuestro tono de comunicación . Aunque nuestro posicionamiento de marca nos indicará por dónde deben ir los tiros, es interesante que marquemos un tono. Aunque por definición las redes sociales permiten ciertas informalidades, dentro de esto tenemos desde el rango más formal de @Bancosantander hasta el más informal del citado @mediamarkt_es. Desde la escasez de respuestas de cualquier cuenta de un medio de comunicación(póngase como ejemplo cualquiera de los de tirada nacional), hasta el mimo con el que solucionan los problemas en @easypromos. Como en la vida misma, tanto en las personas como en las marcas, el rango de simpatía o formalidad lo marca cada uno. La diferencia es que en el caso de las personas, a veces, somos lo que somos sin más. Pero en la marca debemos pararos un ratito a pensar y, lo que es más importante, a plasmarlo en un papel.
Por concluir, diré que el estilo comunicativo es de vital importancia para una marca, y por lo tanto debemos definirlo claramente. Si volvemos al ejemplo de las personas, todos podemos pensar en algún pesado con el que nunca queremos cruzarnos ni en el ascensor. Hagamos que eso no le ocurra a nuestra marca jamás. Y empecemos por definir si vamos a hablar del tiempo o, por el contrario de lo que le interesa a nuestro interlocutor.
Perdón, ¿a qué piso iba?