Como venimos haciendo últimamente en post anteriores con el repaso a las principales redes sociales, haremos en esta entrada un pequeño repaso de Instagram, mostrando algunos datos sobre la plataforma y lo que más nos interesa: su aplicación en el marketing online de la Pyme.

Lanzada en octubre de 2010, Instagram tiene según sus propias declaraciones 150 millones de usuarios activos en el planeta, con fecha de septiembre de este año. Su crecimiento ha sido imparable desde entonces, sobre todo desde que Facebook se hiciera con la compañía, integrara mejor las fotos compartidas desde Instagram y sobre todo se dedicara a inyectar dinero para darle un importante empujón.

Para quien no conozca Instagram, básicamente consiste en una red social donde compartir fotografías a las que se aplican algunos filtros de fotografía con estilo vintage y efectos de desenfoque, luminosidad y enmarcado. Desde junio de este año también se pueden compartir vídeos de hasta 15 segundos. Tanto unos como otros tienen la peculiaridad de tener un formato cuadrado, al contrario de los formatos panorámicos que se imponen en fotografía y vídeo digital. Básicamente, esto es Instagram.

Pero, ¿qué la diferencia de otras plataformas de fotografía? Si la comparamos con Flickr, que podría ser la reina de este mundo hace un tiempo, hay una diferencia vital. Flickr tiene un marcado carácter de comunidad en torno a la fotografía. El usuario de Flickr es aficionado o profesional de la fotografía, y accede a la red para inspirarse, compartir su obra, sus conocimientos, intercambiar contenido, etc. Pero apenas encontramos a usuarios fuera del mundo reflex. No encontraremos marcas en Flickr, salvo aquellas que tengan algo que ver con la fotografía. Así que para el marketing generalista, en principio, no nos sirve.

Sí que podemos compararla más de cerca con Pinterest, pero desde mi punto de vista cada una tiene un tono o un espíritu que las diferencia. En Pinterest encontramos la fotografía más cuidada desde el punto de vista artístico, más elaborada, con una clara vocación estética. Casi podríamos decir que se trata de imágenes más profesionales, rayando el mundo publicitario y del diseño. Encontraremos imágenes de todo tipo (infografías de casi todo, artesanía, cientos de trucos del mundo del DIY…) pero parece que de algún modo las reinas de Pinterest son las creaciones artísticas.

En Instagram, sin embargo, parece que lo que prima es la captura del momento, de una experiencia. No se trata de conseguir una fotografía perfecta, sino de capturar un recuerdo. Y aquí reside para mi el éxito de Instagram. La iconografía del cine nos ha marcado a fuego en el inconsciente que una imagen con un aspecto antiguo es un recuerdo, en la mayoría de los casos positivo. Lo hemos visto mil veces en los flashback de, incluso, cualquier telefilm. Y aquí reside el secreto del éxito de Instagram: en el momento que le aplicamos uno de sus filtros, se convierte en un recuerdo entrañable para su creador.

Cualquiera puede decir que esto sucede con cualquier fotografía, y tendrá razón. Pero ese toque vintage nos traslada a nuestra infancia, a la juventud de nuestros padres: a esa foto guardada con tantas otras en la caja familiar. En un mundo con sobreabundancia de imágenes digitales, Instagram nos traslada a la nostalgia del papel. La fotografía de Instagram es más amateur, más inmediata. De alguna manera, más auténtica y personal.

¿Y para el marketing? En primer lugar, y al hilo del planteamiento anterior, Instagram se convierte en un soporte ideal si nuestra pequeña empresa vende experiencias: restauración, turismo, belleza, espectáculos, etc. Podemos compartir aquellos momentos especiales vividos alrededor de nuestro producto. Fomentaremos el deseo de vivirlo en los que no han podido ser parte de la experiencia, y los que ya conozcan la sensación de ese momento se sentirán reflejados en la imagen. Con Instagram, las posibilidades de conectar emocionalmente con nuestro público aumentan notablemente.

En segundo lugar, el usuario de Instagram es miembro a menudo de grupos llamados Instagramers o Igers, aquellos colectivos creados alrededor de un tema o una localización geográfica en la red social. Realizan cada cierto tiempo quedadas, concursos, pequeños juegos entre ellos…En definitiva, son una comunidad. Y éste es un factor que en ocasiones podemos aprovechar, organizando con ellos algún tipo de promoción, concurso o colaboración. De esta manera tendremos de inicio unos cuantos participantes asegurados, además de cierto grupo de usuarios comprometidos que dinamizarán, casi seguro, nuestra promoción.

En tercer lugar me  encanta la posibilidad de compartir el contenido de Instagram en otros soportes. Personalmente suelo hacerlo con cierta frecuencia, aprovechando la foto con filtros para difundirla en cualquier otra red social, normalmente Twitter, Facebook y Tuenti. La fotos de Instagram suelen gustar bastante en todas las redes: tienen «ese no se qué» que las hace especiales.

Por último no puedo dejar de pasar por alto algunos aspectos negativos de Instagram. Por un lado, no permite el retweet o repin de las imágenes, lo cual facilitaría la viralidad, siempre tan deseada. Y lo que más me molesta, no permite mantener dos cuentas activas desde el móvil (como ocurre en Twitter) lo que hace más complicado para los profesionales la gestión de varias cuentas simultáneamente. Del mismo modo, la gestión vía web es más que limitada, lo que hace un poco más engorroso el trabajo con la aplicación a la hora de crear promociones y concursos. Todas estas incomodidades creo que serán solucionadas pronto pues, como toda red social, la monetización es el objetivo a buscar, y para ellos deben ponérselo fácil a las marcas.

En definitiva, Instagram es una aplicación muy interesante para determinados negocios, pues nos permite añadir algo de magia a nuestros contenidos visuales, tanto en la propia red social como en otras donde podamos difundir el mismo contenido. Como ocurre con todas las plataformas sociales, no todo el mundo tiene que estar en Instagram, pero sí es importante planteárselo en determinadas marcas en las que encaja a la perfección.

Yo, mientras tanto, os estaré esperando con la ¿cámara? preparada.