Hablábamos en el post anterior de los distintos objetivos que puede perseguir una pequeña empresa con su presencia en redes sociales. Hoy vamos a centrarnos en el primero de ellos: la imagen de marca.
Generalmente, cuando alguien habla de imagen de marca, la mayoría de gente tiende a pensar en imagen visual, esto es, en identidad visual. Sin pretender ahondar en la definición de los términos, sí es conveniente diferenciar entre identidad visual e imagen. El primero de ellos hace referencia al conjunto de elementos gráficos que nos permiten identificar una marca: logotipo, fotografías, dibujos o incluso un estilo (p.e. Kukuxumuxu). La imagen de marca es un concepto mucho más amplio, que además de los elementos visuales abarca todas las connotaciones que el receptor pueda tener acerca de nuestra marca. Es decir, lo que piensa de nosotros. Quizá estoy simplificando demasiado los términos pero, en definitiva, la imagen de marca es lo que el cliente piensa que somos. Con sus connotaciones positivas y negativas.
Por lo tanto, un objetivo al usar redes sociales, tal y como lo sería en otro soporte, puede ser el de implantar y mejorar nuestra imagen de marca. Para ello, lógicamente, necesitamos tener un planteamiento previo de la misma. Debemos tener claro, y puesto sobre el papel a ser posible, cómo queremos que nuestro público nos conozca. Esas pocas palabras que vendrían a la cabeza de nuestros clientes cuando pensaran en nuestra marca. O mejor dicho, las que querríamos que vinieran. Este planteamiento debería estar realizado mucho antes de lanzar tu empresa a redes sociales, es decir, desde su propio nacimiento. Y no cuesta tanto. A veces se piensa en marketing como complicadas técnicas sólo al alcance de grandes multinacionales, y en la mayor parte de los casos no es más que sentido común. Pararse un momento y pensar: quién soy, dónde quiero llegar, y cómo voy a intentarlo. Después miraremos si lo hemos conseguido. Así que deberíamos tener ya, al menos en nuestra cabeza, cuál debe ser la imagen de marca de nuestra pyme.
Una vez que tenemos solucionados estos contratiempos iniciales, podemos centrarnos en lo que a redes sociales se refiere, aunque el planteamiento no difiere en absoluto de cualquie otro medio. Básicamente, para lograr transmitir esa imagen de marca, lo que tenemos que lograr es que cada una de las apariciones públicas de nuestra empresa se hagan conforme a esos mandamientos de «qué queremos ser». Y si es en redes sociales, del mismo modo. Ni más ni menos. Cada entrada escrita o compartida en Facebook, Twitter o Linkedin debe permitirnos defenderla como parte de nuestra filosofía de marca. Como «algo que llevamos dentro». Poco a poco, el mensaje irá calando en nuestro público. Las multinacionales pueden lograr posicionar una imagen de marca en un tiempo menor, a cambio de un gran esfuerzo económico. En el caso de la pequeña empresa, la ecuación se invierte, pero también es posible. Y el mundo 2.0 puede facilitarnos ese esfuerzo a largo plazo.
Llegados a este punto de la entrada, hay quien, muy acertadamente, pueda pensar que realmente estoy aportando poco, con sólo decir que una imagen de marca es una premisa que siempre debe estar presente. Y no se equivocan. El verdadero quid de la cuestión es el desarrollo de una estrategia y un plan de acción donde esta premisa se desarrolle punto por punto. En definitiva, decir «concretamente» qué debemos hacer cada uno de los días que dura nuestro plan de acción en redes sociales. Qué debemos escribir, comentar y compartir, y de qué manera. Lo veremos en otras entradas, con más detalle. Pero de momento queremos que cale la idea de que para lograr imponer una imagen de marca, ésta debe sobrevolar cada una de nuestras acciones.
Y hacemos hincapié en esto porque observamos como un gran número de publicaciones de empresas en las redes sociales publican día tras días contenidos en busca del «me gusta» fácil, conseguidos gracias a fotografías de simpáticos animales, bromas coyunturales y resto de «contenidos sin contenido», en lo que yo quiero bautizar como anticontenido. A nadie se le ocurriría contratar un anuncio de prensa o televisión para sacar un gatito simpático con nuestro logo debajo. A menos que el gatito simpático se alineara perfectamente con nuestra imagen de marca. Y no creo que sea el caso de todas las empresas que lo hacen.
Comunicar en redes sociales no difiere en absoluto del resto de medios. La única diferencia es que permite a la pequeña empresa entrar en el juego, cosa que en los medios tradicionales era más difícil. No vamos a invertir directamente una gran cantidad de dinero como en la publicidad tradicional, pero si una grandísima cantidad de tiempo. Y eso, en la pyme, viene a ser lo mismo.
Si comunicamos, hagámoslo bien. Nos estamos jugando nuestra imagen de marca, es decir, nuestra marca.
No más fotos de gatos, por favor, a menos que tu marca tenga que ver con ellos 😉
Seguiremos hablando de otros posibles objetivos para la pyme en redes sociales en futuras entradas, así que si te gusta lo que lees, puedes suscribirte a mi blog a través de RSS o a través del e-mail.