Todo el mundo ha oído alguna vez hablar de Twitter, desde luego. Pero no “todo el mundo” está en Twitter. Es la primera reflexión que nos viene a la cabeza cuando pensamos en la red de los 140 caracteres.

Efectivamente, comparando con Facebook, su penetración es mucho menor. Pero comparando con el resto, el segundo puesto en el número de usuarios en España no es un dato nada despreciable. Más si tenemos en cuenta que su ritmo de crecimiento es mayor que el de Facebook, y que probablemente a medio plazo acabe superándole. Twitter no sufre la “presión del líder”, lo que le permite seguir el rebufo de Facebook hasta que llegue el momento de adelantarle. Además la sencillez de su sistema no le ha traído de momento problemas de privacidad o seguridad, salvo algunos fallos muy puntuales y con poca repercusión

Y esa sencillez del sistema es su principal carta de presentación. Aunque la primera vez que alguien se asoma a Twitter siente que algo ha pasado en el mundo y él no se ha enterado, su funcionamiento es verdaderamente simple.  La limitación de los 140 caracteres y que todo se articula en modo publicación-respuesta, simplifica al máximo la conversación y la hace realmente interesante. Cierto es que existen los mensajes directos y los favoritos, pero sólo son complementos que añaden funcionalidades extra.

La conversación, como decíamos, es la gran protagonista de Twitter. Si hay una red social para conversar, esta es la del pajarito. El público no tiene vergüenza ninguna, ni complejos, ni nada parecido. Es más fácil que en ninguna otra red social crear sensación de cercanía con nuestros públicos. Los motivos pueden ser muy variados, y no entraremos a valorarlos en este post. Pero la realidad es que la interacción es verdaderamente alta. No se consigue fácilmente, pero cuando se logra, el engagement es brutal.

Y de esta última consecuencia se deriva uno de sus inconvenientes: requiere mucha atención. Por el alto grado de interacción conseguido que decíamos, y también debido a la inmediatez que lleva implícita Twitter, nos exige una gran dedicación en tiempo de trabajo. No os asustéis, no tendréis que dejar la mitad de vuestra jornada para poder tuitear. Pero sí que será necesario programar algunas alertas en el móvil y dedicarle un ratito de vez en cuando a contestar e interactuar. Si fumáis, serán los ratitos del cigarro ;).

Por último, un aspecto que me parece bastante negativo de Twitter es la necesidad de utilizar programas externos. Mi favorito es Hootsuite, pero si no es este será otro el que necesitemos para programar nuestros tweets y organizar mejor nuestras búsquedas, entre otras cosas. Y si queremos realizar un buen análisis de los datos sobre nuestra actividad en esta red, tendremos también que recurrir a software externo de estadísticas, en la mayoría de los casos gratuito. En comparación con Facebook, éste es un punto flaco de Twitter.

Centrándonos en el uso que una Pyme puede realizar de Twitter, lo primero que hay que hacer es no asustarse. Es fácil que en un primer momento nos supere, y que no sepamos cómo acortar enlaces, programar tweets o gestionar a quién seguimos y a quiénes no. Como tantas veces, no puedo dejar de recomendar la supervisión de un profesional, que nos ayudará a plantear un enfoque, un tono de la comunicación, nos dará algunas claves para movernos con paso firme por Twitter y nos sacará de algún posible entuerto si caemos en él.

No tengamos miedo a Twitter. En casi todo, lo bueno, si breve, dos veces bueno.