No soy amigo de los anglicismos. Huyo de ellos a diario, porque pienso que en la mayoría de casos hay un concepto en castellano que me permite decir lo que quiero sin necesidad de recurrir a otro idioma. También porque estoy harto de gente que los repite como un mantra aunque la mayor parte de las veces ni siquiera sabe lo que significan. Pero en el caso del «Know how«, que podríamos traducir como «Saber cómo», me encanta la expresión original.

El Know how se podría definir como los conocimientos o la sabiduría que una persona o empresa tienen, y que les permite sacar adelante su trabajo de manera eficaz. En la mayoría de negocios, el know how es fundamental. Si una fábrica quiere copiar a otra, mientras desarrolla su propio proceso de trabajo irá siempre a la cola de la primera, que «ya sabe» cómo hacer su trabajo del modo más eficiente: el mejor resultado con el mínimo esfuerzo posible.

Si hablamos de marketing online (y de offline, pero ese no es el caso), el know how no es fundamental. Simplemente lo es todo. Cualquiera puede escribir un post para un blog, poner un tweet o publicar una actualización en una red social. Hasta el más tonto hace relojes. Pero lo que aporta valor al verdadero profesional del marketing es saber cómo debe estar enfocado el post, a qué hora es conveniente lanzar un determinado tweet o qué tipos de publicaciones funcionan mejor según para qué cosas en Facebook.

Eso, refiriéndonos a la parte más simple de todo el proceso. El auténtico núcleo todo nuestro saber hacer es la definición de la estrategia general: la cadena de tareas a realizar que nos llevarán a alcanzar el objetivo marcado, definidas como un proceso lógico y perfectamente coordinado.

Para entendernos, una estrategia simplificada al máximo podría ser la siguiente:

  • Escribir x posts alrededor de un determinado tema y con determinado tono.
  • Publicarlos en una determinada red social de cara a generar interacción.
  • Publicarlos en esta otra con objeto de mejorar el posicionamiento.
  • Abrir un canal de suscripción para captar base de datos.
  • Interactuar en determinados soportes para crear recuerdo de marca y favorecer la interacción posterior con nuestros contenidos.

Quizá para alguien que desconozca el mundo online, y más concretamente el del social media, quizá esto no le parezca tan difícil, y piense que los profesionales determinamos estas acciones «dedicando un rato a pensarlo». En primer lugar, debo decir que esto no es así, ya que la definición de una estrategia va más allá de pensar durante un determinado tiempo qué es mejor en cada caso. Definir qué vamos a hacer supone explorar los pros y los contras de cada una de las opciones que van surgiendo en el árbol de decisiones, y ante un impedimento al final del recorrido, la vuelta al punto anterior para redefinir movimientos y ruta a seguir.

Pero es que, además, en segundo lugar, ese «pensar» que tanto cuesta entender a los clientes es la base de nuestro trabajo. Efectivamente, cuando ya sabemos la solución a un problema, éste no parece tan difícil. Pero la capacidad de resolverlo es fruto de años de estudio y experiencia. De muchas situaciones similares vividas con anterioridad.  Del conocimiento profundo del ámbito en que nos movemos. De errores cometidos anteriormente que ya nunca repetiremos. Y precisamente el error del que más me arrepiento es el de no haber valorado en alguna ocasión mi propio know how. Cuando hablo de valorarlo me refiero a cobrarlo, que es como se valoran las cosas en el mercado.

En tiempos como los actuales, donde la lucha en el mercado laboral es brutal, a menudo se tiende a simplificar las cosas y a huir de la calidad en el proceso. A mis clientes les llegan a diario ofertas que explican detenidamente el número de posts a publicar, de tweets a emitir y cosas por el estilo. Siguiendo, lógicamente, la estrategia marcada previamente por nuestra parte. Nunca habíamos regalado ideas en mi empresa. Vivimos de ellas. Pero sí que habíamos hecho algún arreglo en el presupuesto si se contrataban otras acciones. Reconozco que fue un grandísimo error.

Se acabaron las rebajas.

PD: Lo expuesto en el presente post hace referencia al mundo del marketing online, pero es extensible a multitud de profesiones, sobre todo a las que tienen un componente creativo.